El ciclo de las materias primas es altamente sensible al ciclo económico general, ya que tiende a comportarse de manera procíclica: crece durante las fases de expansión económica y se debilita en periodos de recesión. Durante los momentos de crecimiento económico, la demanda de metales y minerales aumenta debido al impulso en sectores como la construcción, la industria y la tecnología, lo que suele traducirse en precios más altos para las materias primas y mejores márgenes para las empresas mineras. En contraste, en fases de desaceleración, la demanda disminuye, los precios bajan y muchas inversiones mineras se frenan o se cancelan.

Además, los tipos de interés juegan un papel crucial en este ciclo. Las subidas de tipos incrementan el coste del capital, lo que afecta especialmente a los proyectos mineros con altas necesidades de inversión o en etapa de desarrollo, y a las empresas junior que dependen del financiamiento externo. Estos tipos también tienden a fortalecer el dólar estadounidense, presionando a la baja los precios de los commodities, que cotizan en esta moneda. Por otro lado, tasas altas reducen el apetito de riesgo de los inversores, lo que perjudica la financiación de nuevas exploraciones.

Las empresas mineras más afectadas por las variaciones en los tipos de interés son principalmente las junior o las que están en etapas tempranas del ciclo de vida del proyecto, debido a su falta de ingresos estables y su dependencia de inversionistas para continuar operando. En cambio, las grandes productoras consolidadas, con flujos de caja positivos y menor apalancamiento, tienden a ser más resilientes ante estas variaciones. En resumen, tanto el ciclo económico como los movimientos en las tasas de interés influyen significativamente en el desempeño del sector minero, afectando tanto la rentabilidad de los proyectos como el acceso a capital para su desarrollo.