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🌍 Resumen Semanal

Be careful what you wish for (Resumen semanal 05/04/2025)

Lo nuevo de esta semana:

➡️ Informe Monitores Semana 14

➡️ Tesis International Petroleum Corp (IPCO)


El pánico ha llegado a los mercados. Entre el jueves y el viernes encadenamos dos de las peores sesiones de los mercados de los últimas décadas. En concreto, el jueves tuvimos la mayor caída desde los shocks de marzo de 2020 (4%-7% según el índice), tras los anuncios de unos aranceles fuera de toda lógica por parte de Estados Unidos, y el viernes, cuando China anuncio que tomaría represalias, las ventas se aceleraron. Los nombres más icónicos del mercado actual, las MAG7, han caído ya más de un 25% desde los máximos de diciembre, y no suponen ya ningún refugio para los inversores que hasta ahora las compraban con insensibilidad al precio al que cotizaban.

El propio jueves decidimos hacer un directo para suscriptores analizando las caídas, cuál creemos que será el camino que seguirán los acontecimientos y la afectación concreta y directa a las posiciones de nuestra cartera modelo, que en muchos casos son tangenciales, pero cuando la liquidez aprieta, todas las correlaciones se van a 1, arrastrando a todos los sectores por igual. Es normal en estos momentos tener miedo ante la incertidumbre económica y bursátil: no saber qué pasará, si puede ir a peor, hasta cuándo durará… por eso es clave tener claro qué tenemos, cuál es la idea detrás, y ser lo más fríos y distantes emocionalmente posible. Aunque suena a tópico, los gráficos como el siguiente ayudan a poner en contexto las correcciones: si no suponen un cambio de paradigma estructural (estos no se verían en este gráfico), y aunque a corto plazo vengan acompañadas de recesiones y otros eventos similares, this too shall pass.

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Resumen macro de la semana

Esta semana ha habido muchos eventos interesantes que analizar en el panorama geopolítico y económico. A continuación, listo las noticias más destacadas. Vamos allá:

 

  • El liberation day resultó en el peor escenario posible de entre todos los anticipados. La administración Trump había avisado de que considera la situación actual de balanza comercial y barreras al comercio como injusta para Estados Unidos, y que buscaría establecer aranceles recíprocos para compensarlo. Aunque el objetivo de la dialéctica y posiciones agresivas, sin buscar acuerdos de consenso que suavicen el impacto, ha sorprendido desde el inicio, varios analistas especulaban con que se tratase solo de una herramienta de negociación que diese una posición de altura a Estados Unidos.

    El cálculo de estos aranceles en sí parecía dar una pista de que iban a durar poco, por lo ridículo de la cifra: en lugar de calcular el arancel medio de cada regio a productos estadounidenses o una fórmula similar, simplemente han tomado el déficit comercial (importaciones-exportaciones) y lo han dividido entre las exportaciones. Esto no tiene ningún sentido, y además no da una vía clara para resolverlo: por mucho que quiera, por ejemplo, Vietnam no puede cerrar este déficit de balanza comercial importando más (por problema de poder adquisitivo), y dejar de exportar a Estados Unidos quebraría tanto al país como a muchas empresas americanas que dependen de ello y son competitivas así. China y la Unión Europea han prometido represalias, mientras que otros socios comerciales como Corea del Sur, México e India han optado por esperar concesiones antes de la entrada en vigor de los aranceles el 9 de abril. Por el momento, de implantarse así, el nivel de aranceles sería el más alto del último siglo, muy superior a la referencia de Smoot-Hawley Act de 1930 que siempre se pone de referencia como desastre.

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    Como hemos destacado en la introlos índices de Wall Street cayeron con fuerza el jueves, registrando las mayores pérdidas porcentuales en años (desde 2020), tras la amenaza de implementación de estos aranceles (entrarían en efecto el día 9) y los temores sobre una guerra comercial global y una recesión económica mundial. Especialmente notorio fue el movimiento del viernes, con sectores ni siquiera tangencialmente afectados, y que se habían librado el jueves, cayendo a doble dígito, mostrando qué pasa cuando hay un evento de liquidez (margin call) y las correlaciones se van a 1. Los inversores claramente hicieron un ejercicio de risk-off, buscando la seguridad de los bonos del gobierno (uno de los objetivos de Trump, bajar los yields, que ya se sitúan por debajo del 4%, y financiarse más barato).

    Este movimiento resalta un cambio abrupto respecto a meses atrás, tras las elecciones, cuando las políticas favorables a los negocios y el discurso de bajadas de impuestos impulsaban a las acciones de EE. UU. a máximos históricos (¡qué lejos queda ahora diciembre!). De hecho, desde la toma de poder de Trump en enero, las acciones de EE. UU. han perdido terreno, con el S&P 500 y el Nasdaq cayendo un 20% desde los máximos históricos del mes pasado. Los mercados ya descuentan que la Reserva Federal reduzca las tipos en cuatro ocasiones este año, comenzando con una bajada de un cuarto de punto en junio, aunque el discurso de Powell del viernes no fue todavía muy acomodaticio.

    Goldman Sachs compartió la siguiente tabla, que puede ser útil para contextualizar el mercado actual. En la matriz, podemos ver el precio de final de año estimado según el crecimiento de los ingresos (columnas) y el múltiplo aplicado. Por supuesto, el mercado estaba caro (y lo está, en cuanto a múltiplo), pero una caída tan súbita y violenta descuenta, ya de golpe, la recesión y el derating a la vez, lo cual no es razonable.

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    En lo industrial y tangible, ya tenemos algunas reacciones seguramente esperadas por todos menos la administración Trump: Stellantis anunció el mismo jueves que suspenderá temporalmente a 900 trabajadores en cinco instalaciones de EE. UU. y detendrá la producción en una planta de ensamblaje en México y otra en Canadá, en respuesta a los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump. Aunque la empresa está evaluando los efectos a mediano y largo plazo de los aranceles en sus operaciones, pero que ya se han tomado medidas inmediatas; producen solo la mitad de los vehículos vendidos en EE. UU., incluidos los modelos Ram y Jeep, clásicos americanos, y por tanto su exposición es potencialmente elevada. Otros competidores están buscando soluciones sobre cómo manejar el aumento de costes y el impacto en los precios, ya que los consumidores se apresuran a comprar vehículos antes de la aplicación total de los aranceles. Aunque los vehículos que cumplen con el acuerdo comercial entre EE. UU., México y Canadá estarán exentos de los aranceles, las exportaciones de automóviles, acero y aluminio se encuentran bajo políticas arancelarias separadas.

    De hecho, otros sectores, como el petróleo y gas (luego veremos más) cayeron incluso con más fuerza que otros directamente afectados por los aranceles, puesto que hay otra derivada de segundo orden en estas políticas: la certidumbre de una recesión en Estados Unidos (y también bilateralmente en los otros países, claro) si no se cambia el rumbo. Los mercados de apuestas, que utilizamos con mucho éxito en los días de las elecciones, ya pronostican un 60% de probabilidades de una recesión en EEUU este mismo año.

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    Muchos inversores empiezan a ver que el segundo mandato de Trump no es como el primero y que sus planes para el país supondrían un escenario muy negativo para los mercados. Desde el inicio, nuestra opinión ha sido que, por la importancia de la bolsa en la riqueza de los estadounidenses, la administración no podía permitirse una corrección severa ni abrupta, pero, a la vista de algunas declaraciones del presidente, parece que, de momento, no nota esta presión. Por su parte, su base electoral sí lo hace, y fuera de los hooligans, está perdiendo apoyo de forma acelerada (este gráfico ni siquiera tiene en cuenta los efectos del viernes ni las consecuencias industriales todavía); incluso algunos senadores y voces dentro de su partido ya están pidiendo moderación y límites en estas medidas. Mi opinión es que veremos acuerdos globales para reducir el nivel de aranceles mundial antes del día 9, pero si el resto de países no toma una postura acomodaticia, podríamos tener un choque de trenes con consecuencias nefastas.

    Ten cuidado con lo que deseas, podría volverse realidad.

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  • La explosión de la demanda global por los híbridos de Toyota ha superado la capacidad de su red de proveedores, provocando retrasos generalizados y una escasez de unidades en mercados clave como EE.UU., Japón, Europa, China e India. Los cuellos de botella se centran en componentes clave del tren motriz híbrido como imanes, rotores, estatores e inversores, muchos de ellos fabricados en Japón y China. En Europa, los tiempos de espera para algunos modelos han alcanzado los 60-70 días, el doble que en 2020, y en Japón, las demoras van de dos a cinco meses. En India, dependiendo del modelo, los plazos oscilan entre dos y nueve meses. Si bien el grupo ha declarado que su capacidad actual de producción está alineada con sus planes anuales, el ritmo de expansión del segmento híbrido —que ha triplicado sus ventas globales en cinco años hasta alcanzar 16,1 millones de unidades— sugiere que los planes de contingencia serán cada vez más necesarios.

    La situación también evidencia que Toyota acertó estratégicamente al priorizar los híbridos frente a una transición directa hacia el vehículo eléctrico puro (en EE.UU., por ejemplo, casi la mitad de los vehículos ensamblados por Toyota el año pasado fueron híbridos, y la compañía está invirtiendo $14.000 millones en una planta de baterías en Carolina del Norte, cuyo suministro comenzará en abril).

    En un contexto de desaceleración del coche eléctrico puro y volatilidad geopolítica, el híbrido se posiciona como una solución intermedia atractiva. Para nosotros, esta situación es muy interesante, por el impacto en la demanda de PGMs, cuya proporción y presencia en este tipo de vehículos es incluso mayor que en los ICE; el valor terminal para las empresas del sector se alarga con cada una de estas ventas, y a las valoraciones actuales (sin entrar ya en el precio de los subyacentes), la creación de valor es inmensa.

 
  • Con los miedos de recesión a flor de piel, y una caída del 12+% en el crudo en los últimos dos días para acompañarla, la OPEC+ sorprendió al anunciar un aumento de producción mayor al esperado para mayo. El acuerdo original permitía un incremento de ~135k b/d, pero OPEC+ anunció un aumento de 411k b/d, lo que equivale a tres meses de producción adicionales concentrados en uno solo. Este anuncio de aumento de producción, junto con un mercado que ya temía profundamente el impacto de los nuevos aranceles, no hizo más que acelerar la caída, eliminando toda la subida de 1 mes en solo dos sesiones.

    Hay mucha especulación sobre el motivo (mayor presión sobre Irán y Venezuela que va a compensar el resto del cartel, demanda más robusta de lo esperado, intención de recuperar cuota de mercado…), pero no quiero dejar de destacar lo paradójico del sentimiento que rodea al sector:

    • Si reducen la producción, se interpreta como negativo, por una mayor capacidad ociosa y una menor robustez de mercado percibida.

    • Si retrasan la vuelta de barriles al mercado, negativo también, por debilidad de demanda.

    • Si deciden devolver volúmenes más rápido de lo esperado, una nueva vez negativo, por aumentar la oferta.

     

    Una situación lose-lose.

    Entretanto es útil también recordar que, a niveles actuales de precios, las majors no son capaces de sostener sus operaciones, ampliar producción de forma orgánica (no hablemos ya de adquisiciones) y unos niveles mínimos de retorno al accionista que les exigen sus propietarios. Si hay que sacrificar alguna de las tres, será el crecimiento.

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    Después de las caídas de final de semana, que dejaron el WTI al borde de perder los 60$/b, es muy relevante rescatar la siguiente tabla de HFIR, que indica cual sería el cambio en la producción de shale estadounidense a final de año, que sería de -800kb/d, una auténtica barbaridad, y la primera muesca en una trayectoria ascendiente de más de una década. Tan solo esta diferencia ya sería, con casi total seguridad, mayor a cualquier efecto de una reducción de demanda por ralentización ecónmica, y ese es el motivo por el cual, más allá del ruido y volatilidad temporal, no creo que estos precios de crudo (ni de las acciones del sector) sean sostenibles.

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    Muchas acciones del sector, sobre todo después de la sesión de ayer, cotizan como si fuesen a quebrar de forma inminente, cuando la realidad es que lo más probable es que ni siquiera experimentemos una recesión severa que lastre fuertemente la demanda; es especialmente destacable aquellas empresas que ni siquiera tienen deuda y también cayeron a doble dígito. Los timespreads físicos y otros indicadores fundamentales incluso subieron en la sesión de ayer, lo que explica gran parte del origen del movimiento.

 
 
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