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LWS Financial Research NO ES un servicio de asesoria financiera, ni su autor está cualificado para ofrecer este tipo de servicios.

Todo el contenido de esta web y publicaciones, así como todas las comunicaciones por parte del autor, tienen un propósito formativo y de entretenimiento, y bajo ninguna circunstancia, expresa o implícita, deben ser consideradas asesoramiento financiero, legal, o de otro tipo. Cada individuo debe llevar a cabo su propio análisis y tomar sus propias decisiones de inversión.

Cerramos una semana corta en los mercados, aunque nada tranquila en el frente (geo)político. En lo relativo a nuestra publicación, en los próximos días publicaremos sendos artículos centrados en Argentina (un análisis macro y una nueva idea de inversión), profundizando en una temática introducida hace más de un año en nuestro Discord por Mr.Timbits y sobre la que hemos grabado y publicado mucho material.

Resumen macro de la semana

Esta semana ha habido bastantes eventos interesantes que analizar y, a continuación, listo las noticias más destacadas. Vamos allá:

  • Donald Trump ha anunciado su intención de imponer aranceles del 25% a las importaciones de Canadá y México, además de un 10% adicional a los productos procedentes de China. Este movimiento, que podría violar el acuerdo comercial USMCA, busca presionar a estos países para que refuercen el control sobre el tráfico de drogas —en particular el fentanilo— y la inmigración irregular hacia Estados Unidos. La propuesta también incluye medidas que podrían romper con las relaciones comerciales existentes con China, como el fin de su estatus de “nación más favorecida”.

    El impacto inicial ya se ha dejado sentir en los mercados globales. El dólar se fortaleció significativamente frente al peso mexicano (+1.6%) y el dólar canadiense (+1%), mientras que los mercados asiáticos y europeos registraron caídas. En caso de implementarse, estas tarifas podrían desestabilizar las cadenas de suministro globales, aumentar los costes para los consumidores estadounidenses y agravar tensiones internacionales.

    Desde México, las críticas no se han hecho esperar. Representantes del gobierno han enfatizado la necesidad de resolver los problemas fronterizos mediante mecanismos bilaterales y han advertido que las represalias comerciales solo perjudicarán a las economías de ambos lados. Canadá, aunque más diplomático, también ha expresado su preocupación, con el primer ministro Trudeau discutiendo el tema directamente con Trump en una llamada que describió como “constructiva”.

    China, por su parte, ha adoptado una postura más desafiante, destacando sus esfuerzos recientes para frenar las exportaciones de precursores de fentanilo tras acuerdos bilaterales previos. Pekín ha advertido que una guerra comercial perjudicará a todas las partes y ha reiterado su disposición a cooperar, siempre que se mantengan el respeto mutuo y la igualdad en las negociaciones. Sin embargo, con una economía debilitada por una prolongada crisis inmobiliaria y una demanda interna estancada, China también enfrenta desafíos significativos en este escenario.

El trasfondo estratégico parece claro: Trump está utilizando estas amenazas como una táctica de presión para renegociar el USMCA antes de la revisión programada para 2026 bajo su cláusula de “sunset”. Sin embargo, esta estrategia implica riesgos considerables. Las medidas podrían no solo provocar represalias comerciales, sino también erosionar la confianza de los socios comerciales en Estados Unidos, incentivando a Canadá y México a diversificar sus mercados hacia Europa o Asia. Desde una perspectiva más amplia, esta política proteccionista no está exenta de costes internos, y es poco probable que se lleve a cabo. Aunque puede generar un impacto político favorable entre ciertos segmentos del electorado, especialmente en estados clave para las próximas elecciones, las implicaciones económicas a largo plazo son profundas. Un aumento en los precios al consumidor y una mayor volatilidad en los mercados globales podrían neutralizar cualquier beneficio a corto plazo.

  • Scott Bessent, nominado por el presidente electo Donald Trump para ser secretario del Tesoro, ha propuesto un plan económico denominado “3-3-3” con el objetivo de reducir los déficits presupuestarios, estimular el crecimiento económico y aumentar la producción de energía en EE. UU. Este plan consiste en tres objetivos clave: reducir el déficit presupuestario a un 3% del PIB para 2028, aumentar el crecimiento económico real a un 3% anual mediante políticas de desregulación y otras medidas pro-crecimiento, y aumentar la producción de energía en EE. UU. en el equivalente de 3 millones de barriles de petróleo (este ha sido el punto menos entendido, en tanto que no es posible incrementar 3MB/d de producción de crudo, y Bessent ya ha matizado que es crudo equivalente, esto es, gas) por día.

    Inspirado por el plan de tres flechas del ex primer ministro japonés Shinzo Abe, Bessent considera que el aumento de la producción de energía ayudaría a reducir las expectativas de inflación, especialmente debido a que los precios de la energía y la gasolina son factores importantes en los índices de inflación. También aboga por una política de desregulación que permita al sector privado tomar un rol más activo en la economía, aliviando la presión sobre el gobierno.

    Además, Bessent sugiere que, para reducir los déficits, es necesario un control más estricto del gasto público, con recortes en áreas como el Green New Deal, sin afectar programas como Medicaid, y proponiendo un congelamiento del gasto discrecional, a excepción de la defensa. En cuanto a los recortes fiscales,

    Bessent también destaca el impacto negativo de los elevados déficits en la capacidad de defensa nacional, advirtiendo que la deuda pública reduce la capacidad del país para maniobrar en situaciones de crisis. Aunque reconoce que el gasto obligatorio, especialmente en programas de seguridad social y Medicare, es un gran impulsor de los déficits, propone centrarse en el control del gasto discrecional en el corto plazo, dejando la reforma de los programas de bienestar para una administración futura.

    Se trata del nombramiento más importante y transformativo hast ael momento, y gran parte del programa de Trump se basará en el acierto de este secretario.

  • El anuncio de un alto el fuego entre Israel y Hezbollah, mediado por Estados Unidos y Francia, marca un importante giro en el prolongado conflicto entre ambos en la frontera israelí-libanesa. El cese de hostilidades, que entró en vigor el miércoles, busca poner fin a un enfrentamiento que ha dejado miles de víctimas desde su inicio como extensión de la guerra en Gaza el año pasado.

    El presidente Joe Biden afirmó que este alto el fuego está diseñado para ser permanente y reiteró que no se permitirá a Hezbollah reconstruir su infraestructura cerca de la frontera israelí. Israel comenzará una retirada gradual de tropas en un plazo de 60 días, mientras que el ejército libanés asumirá el control en el sur del país para garantizar la estabilidad en la región.

    El acuerdo tiene implicaciones estratégicas para Israel, que pretende centrar sus esfuerzos en la amenaza iraní y permitir la recuperación de su ejército tras meses de enfrentamientos. Netanyahu subrayó que Israel responderá con contundencia ante cualquier violación del alto el fuego y resaltó los significativos daños infligidos a Hezbollah, incluyendo la eliminación de líderes clave, la destrucción de infraestructura y la neutralización de miles de combatientes.

    A pesar del optimismo generado por el acuerdo, las horas previas al cese del fuego estuvieron marcadas por intensos bombardeos en el Líbano y ataques con cohetes hacia Israel. Esto refleja las tensiones inherentes al conflicto y la fragilidad de la tregua.

  • La administración de Joe Biden ha propuesto una medida que podría transformar el acceso a medicamentos contra la obesidad, como Wegovy de Novo Nordisk o Mounjaro de Eli Lilly. La propuesta busca ampliar la cobertura de estos medicamentos a través de Medicare y Medicaid, lo que beneficiaría a más de 7 millones de personas y reduciría sus gastos de bolsillo hasta en un 95%. Este movimiento, de aprobarse, sería efectivo en 2026 y podría cambiar la dinámica de los costos asociados a estos fármacos, que actualmente rondan los 1.000 dólares al mes sin seguro.

    La propuesta llega en un momento crítico, con crecientes evidencias de que estos medicamentos no solo ayudan a reducir peso en un promedio del 20%, sino que también previenen la diabetes tipo 2 y reducen el riesgo de ataques cardíacos y muertes cardiovasculares. El impacto potencial es significativo, no solo para los pacientes, sino también para las finanzas públicas (y privadas, de las empresas que los producen). Se estima que esta medida añadiría 36B$ al gasto federal en los próximos ocho años, según la Oficina de Presupuesto del Congreso.

    El contexto político también añade complejidad. La administración entrante de Donald Trump podría bloquear la propuesta, con Robert F. Kennedy Jr., su nominado como secretario de Salud, mostrando escepticismo hacia estas terapias y argumentando que la obesidad debería combatirse con hábitos saludables, no con medicamentos. En caso de aprobarse, la demanda de estas terapias podría vivir otro nuevo auge, justificando y proyectando los elevados crecimientos de estas farmacéuticas y sus valoraciones asociadas.

Desde que Rusia invadió UcraniaEuropa ha lidiado con una crisis energética sin haber sido completamente honesta sobre su situación. Se ha dado por hecho que la caída en los precios del gas y el clima favorable fueron resultados de una estrategia exitosa, cuando en realidad fue más cuestión de suerte. Ahora, la situación empeora, con un invierno marcado por precios altos de gas y electricidad, lo que afectará tanto a empresas como a consumidores. Las plantas de manufactura siguen cerrando y los hogares enfrentan aumentos en los costos energéticos. Aunque los precios del gas han disminuido respecto al pico de 2022, siguen siendo un 130% más altos que el promedio de los últimos 10 años. Los precios en Europa se mantienen elevados en comparación con los de Estados Unidos, lo que perjudica la competitividad de las empresas del continente. A pesar de las políticas implementadas, como el ahorro energético y el incremento de las energías renovables, la región sigue dependiendo del gas ruso, a pesar de que las importaciones directas han bajado.

El clima de este otoño, caracterizado por períodos sin viento y seco, y el aumento de la competencia por el gas licuado de petróleo (LNG) en Asia, están drenando las reservas de gas de Europa. Aunque las reservas siguen siendo altas, la tendencia de caída es clara, y en 2025, Europa enfrentará la necesidad de comprar más gas a precios elevados para llenar sus depósitos.

La UE se ha engañado al pensar que ha resuelto su dependencia del gas ruso. A pesar de que ha reducido las importaciones de gas por tubería, sigue siendo un actor clave en la importación de LNG ruso. Además, las propuestas de diversificar con LNG estadounidense son inviables a largo plazo, dado el compromiso de producción de EE.UU. y los altos precios que Europa tendría que pagar. En resumen, la UE sigue dependiendo de fuentes rusas y no ha logrado asegurar una estrategia energética a largo plazo sin riesgos económicos ni morales. Este año parece que los dados no ayudan, y la salida de gas de los inventarios es la más alta d ela historia para noviembre; de hecho, se pronostica que la tendencia seguirá esta dirección, con las salidas en diciembre pronosticadas un +14% YoY.

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